Durante seis temporadas, la gran incógnita fue quién estaba detrás de las filtraciones que agitaban a la élite neoyorquina. El descubrimiento de que Dan Humphrey —el chico "de fuera", supuestamente moralmente superior— era Gossip Girl dejó a muchos boquiabiertos. Este giro final no solo sacudió la narrativa, sino que planteó preguntas éticas sobre el rol de Dan y su ambición de ser parte de un mundo que decía criticar. ¿Fue justicia poética o hipocresía absoluta? Lo que es seguro: nadie lo vio venir.

Detrás del brillo y las fiestas, Serena van der Woodsen era una joven marcada por conflictos familiares y secretos ocultos. Su madre Lily, sofisticada pero con su propio pasado oscuro, y la ausencia de su padre moldearon a Serena de formas que muchas veces la hacían vulnerable a malas decisiones. A lo largo de la serie, vemos cómo Serena busca un equilibrio entre su deseo de libertad y la presión de pertenecer a un mundo superficial, luchando por encontrar su verdadero lugar.

Palabras de Blair Waldorf, que resumen su ambición, su filosofía de vida y su determinación para dominar el Upper East Side (y más allá).

Cada personaje reflejaba una identidad visual tan marcada que se convirtió en ícono.

• Blair Waldorf puso de moda las diademas como símbolo de poder, con sus conjuntos de inspiración clásica, faldas a cuadros, cuellos con lazo y medias opacas. Un estilo prep school couture que dominó los blogs de moda.

• Serena van der Woodsen era el contraste perfecto: bohemia, glam y despreocupada. Vestidos vaporosos, botas altas, brillos inesperados y esa actitud de "me desperté así y sigo perfecta".

• Chuck Bass elevó la sastrería masculina con trajes imposibles de terciopelo, pañuelos de bolsillo y colores audaces. Masculinidad refinada con un aire provocador.

Incluso personajes secundarios como Jenny Humphrey sirvieron como inspiración para el estilo edgy y DIY.